Francia París toma forma, como un poema viviente, donde cada calle, cada piedra está impresa con una historia de amor.
París toma forma, como un poema viviente, donde cada calle, cada piedra está impresa con una historia de amor. 27 de julio de 2024 París emerge no sólo como una metrópolis dinámica, sino como un poema vivo, donde cada calle, cada piedra está imbuida de una historia de amor y encanto. Paseando por la Ciudad de la Luz, la mente deambula entre encuentros, aromas y luces bailando en la niebla. Por la mañana, París se despierta en una dulce melancolía. Al amanecer, los primeros rayos dorados penetran a través de los velos de luz de las ventanas de los cafés, revelando la belleza temblorosa del amanecer. Las terrazas, cubiertas con lonas a rayas, captan los rayos del calor. Las mesas, decoradas con florecitas cuidadosamente dispuestas, reciben a los amantes con ojos chispeantes, cuyas risas se entrelazan con el susurro del servicio. Escuchamos, de forma intermitente, el tintineo de tazas de porcelana y los murmullos de pensamientos compartidos. Caminando por las calles adoquinadas del Ma