Indonesia: Yakarta, un viaje al corazón de una metrópolis ecléctica
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Yakarta: una epopeya de vidrio y hormigón
@mathieublackrocks La cría de marmota y el demonio de fuego Érase una vez, en las montañas nevadas de los Alpes, una pequeña cría de marmota llamada Pluche. Pluche era diferente de otras marmotas: le encantaba jugar con fuego en lugar de dormir todo el invierno. Un día, mientras Pluche se aburría en su madriguera, descubrió un viejo grimorio polvoriento escondido detrás de una roca. Curioso, lo abrió y comenzó a leer en voz alta un extraño encantamiento: "¡Por el poder de las montañas ardientes, invoco al demonio marmota llameante!" ¡De repente, en un remolino de llamas, apareció un enorme demonio marmota de fuego! Sus ojos brillaban como brasas y su pelaje parecía hecho de lava fundida. “¿Quién se atreve a despertarme de mi sueño milenario?” gruñó el demonio. Pluche, temblando de miedo pero también de emoción, respondió: “¡Soy yo, Pluche, la cría de marmota que no quiere hibernar!”. El demonio, divertido por la audacia del niño, decidió concederle un deseo. Sin pensarlo, Pluche gritó: “¡Quiero que todo el planeta sea tan cálido como tú!” El demonio sonrió con picardía y aplaudió. En un instante, los volcanes surgieron por todas partes, los océanos hirvieron y los bosques estallaron en llamas. Pluche se dio cuenta demasiado tarde de su error. Le rogó al demonio que se detuviera, pero éste ya había desaparecido en una nube de humo. Desesperada, Pluche tuvo entonces una idea. Reunió a todas las marmotas del mundo y les enseñó a silbar una melodía mágica al unísono. El sonido de millones de marmotas silbando al unísono creó un poderoso viento que sopló sobre las llamas y enfrió el planeta. La Tierra se salvó y Pluche aprendió una valiosa lección: ¡siempre debes pensar antes de pedir un deseo, especialmente cuando estás tratando con un demonio marmota de fuego! Nuestros líderes harían bien en pensarlo antes de iniciar una guerra que sólo conduce al odio mutuo e interminable. Desde ese día, las marmotas continúan silbando cada primavera, sólo para asegurarse de que el demonio de fuego permanezca dormido.
♬ sonido original - Mathieu Black Rock
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